‘Cortos de Fondos’ 118/258

numero_118_alterfinesLlegada la mayoría de edad de su primogénito, el progenitor siguió el mandato de sus ancestros y, como habían hecho su padre, y antes que él su abuelo, su bisabuelo, su tatarabuelo y el resto de los antepasados varones de su dinastía, cuya memoria se perdía en los olvidados orígenes de su poderoso linaje, se hizo acompañar del mayor de sus vástagos hasta la más elevada de las torres de la fortaleza familiar, desde la que se divisaba con claridad una mayor extensión de terreno de sus vastos dominios.

Sin embargo, y aquí se rompió una tradición de siglos, fue él, el padre, quien despeñó sin miramientos al joven desde la balaustrada.

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‘Cortos de Fondos’ 117/258

numero_117_alterfinesComo cada mañana, los grandes almacenes habían abierto a las 10 en punto. En la puerta, desde media hora antes, esperaba impaciente casi un centenar de guardia-jurados que deseaban hacer sus compras matinales.
Por fin, un doctor en Ciencias Económicas soltó el cerrojo y presionó el botón que hacía subir automáticamente la verja metálica. Cada vigilante armado se dirigió al departamento en el que deseaba hacer sus compras. Todo respiraba normalidad el día de autos: la oferta de la semana cubría los objetivos de ventas, el stand de libros era el más solicitado, y muchos otros guardia-jurados entraban a los grandes almacenes con la sana intención de adquirir algún producto.

Los hechos tuvieron lugar alrededor del mediodía. Ya anteriormente, un miembro del patronato del Museo de El Prado hubo de invitar a abandonar el local a un vigilante jurado de gran marcialidad y aspecto impecable (pistola reluciente, gorra perfectamente encajada, cerebro vacío…).
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Campañas que llegan…

…aunque no se sabe bien adonde. Un ejemplo: estos simpáticos –aunque un tanto ‘tarados’– personajes escenifican muertes de lo más ocurrentes, acompañados de una musiquilla de lo más ‘pegadiza’, pero ¿qué nos tratan de vender? Pues bien, se trata de una campaña para andarse con ojo cuando uno está cerca de unas vías de tren o metro. ¡Pero si de lo que dan ganas es de emularles!…

‘Cortos de Fondos’ 116/258

Su primer libro, «Biografía de un amnésico», fue todo un bombazo. Las seis primeras ediciones se agotaron casi antes de llegar a las librerías, ante el asombro de la crítica especializada.

Algo similar sucedió con los dos siguientes: «Menos que cero» y «Poco o nada», que le catapultaron al Olimpo de la intelectualidad literaria internacional.

Una vez alcanzado el Príncipe de Asturias de las Letras por su trilogía «La importancia de lo imperceptible» (compuesta por «Historia del silencio», «Elogio del olvido» y «Memoria de la ausencia»), publicó la que a la postre sería la más traducida de sus obras: «Ni siquiera el vacío».

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‘Cortos de Fondos’ 115/258

numero_115_alterfinesComo todos los estudiosos saben, los execrables y poderosos monstruos primigenios no han sido exterminados; simplemente desaparecieron. Y no por su propia voluntad. Esto lo sabía también nuestro protagonista, discípulo de un conocido y respetado experto en estos asuntos, recientemente fallecido en lo que concierne al principio de esta historia.

El sabio difunto había acariciado la puerta en el curso de sus investigaciones, pero  su discípulo no sabía si la había llegado a abrir, y si su muerte era consecuencia de ello. En cualquier caso, se daban las circunstancias extraordinarias que indicaban que en aquel episodio habían intervenido fuerzas que no eran de este mundo.

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Cartelicos aleccionadores XL

‘Cortos de Fondos’ 114/258

Concertaron una cita a ciegas, aun convencidos –cada uno por separado, claro– de que no pasaría nada; de que esa no era forma de conocer a la pareja perfecta.

Quedaron en un lugar céntrico y se describieron mutuamente cómo serían los respectivos atuendos que lucirían para la ocasión. Sin embargo, a medida que llegaba la hora les fue entrando –más o menos por este orden– duda, nerviosismo, miedo, obsesión, pánico… De modo que para gozar de ventaja frente al otro, y poder así acudir a la cita y decidir si ésta merecía la pena, ambos se vistieron de forma completamente diferente a lo que habían acordado; ella, además, se alisó su rizada cabellera, mientras que él se afeitó la barba.

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24 meses después…

Han sido dos ya los años han transcurrido desde que se me ocurriese poner en marcha esta diario, y trescientas y pico entradas después no me queda más remedio que clausurar los comentarios a cada publicación que hago. El motivo no es otro que la cantidad de horas que paso respondiendo a quienes tienen la amabilidad, no sólo de pasar por estas páginas, sino de dejar su siempre apreciada opinión; lo que me lleva indefectiblemente a visitar a mi vez sus ‘blogs’, y dejar la mía, como mandan las leyes más elementales de la cortesía.

Así, entre una y otra actividad, paso más horas escribiendo comentarios en las bitácoras de los demás que en mi propio diario; y como no es para eso para lo que lo creé, opto ahora por dar por finalizado ese infernal círculo vicioso que me resta tiempo para casi todo: para mis obligaciones y para mi ocio y el de mi familia. Mis padres están ya muy mayores y me necesitan más, los partidos de fútbol americano sin ver se me acumulan, lo mismo que las lecturas pendientes…

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