Cuando el último hombre sobre la Tierra sopesó si dejar o no con vida al penúltimo hombre sobre la Tierra se dio cuenta de las muchas desventajas que tendría compartir la existencia con aquel desconocido, del mismo sexo, probablemente con las mismas ganas de mandar que él, y con el que además habría de repartir los pocos víveres que quedaban.
Perder a los seres queridos, uno a uno, sí que había sido duro. Incluso dejar que las alimañas alcanzasen y devorasen a su última compañera, porque ni siquiera siendo la única mujer viva había conseguido correr tan rápido como ellos en una huida desesperada entre escombros…
Ser tres estaba bien, porque se colaboraba, se discutía también –y hasta eso tenía su gracia–, y la tensión sexual lo hacía todo más interesante. Pero ¿dos? ¿Y encima alguien que podía estar pensando exactamente lo mismo en aquel instante?
Lo demás vino rodado.
Ser tres estaba bien, porque no había tres. La existencia de la mujer —quiero entender— no hubiera sido más que un motivo más para querer que desapareciera el competidor.
La mujer desaparece de modo repentino e inopinado. Estas reflexiones las puede(n) estar teniendo apenas transcurridas 24 horas del fallecimiento de ella.
Y sí, por supuesto, la mujer sería seguramente un acicate más para sopesar la desaparición del rival.
Jolín, otra vez me dejas ahí con el come-come de la reflexión ¿Que puede más el miedo a que al otro se le ocurra matarte primero o el miedo a la soledad? ¿para que seguir vivo completamente solo? ¿Cual es entonces el sentido de esa vida? Y venga preguntas…me volverás loca
Él puede seguir concibiendo que queda alguien más vivo por ahí. La esperanza, dicen, es lo último que se pierde, ¿no? jjj
Dar por sentado que los dos últimos seres vivos sobre la Tierra serían dos hombres me parece mucho suponer 😉
Vaaaaale, escribo otro con dos mujeres como últimas supervivientes… ¡anda! el final es el mismo 😉
Iba a decir que era cierta paradoja como señalan por arriba, o los dos se matarán mutuamente o ninguno intentará matar al otro para no acabar solo. De todas maneras tampoco le encuentro yo mucho atractivo a vivir en un mundo sin mujeres, así que, ¿para qué postergar lo inevitable?
Si el otro alberga intenciones poco claras al respecto, me temo que no tendrías mucho tiempo para disquisiciones filosóficas…
Creo que lo mejor es cambiarse de acera… Porque lo hombres lo complicáis todo?
Besos pos…eso!
Ese sería un giro interesante de los acontecimientos: que uno de los dos fuese cirujano plástico y cambiase de sexo al otro. Creo recordar que Almodóvar tocaba ese tema en su última película…
(Más) besos pos… teriores 😉
Una pelicula que esta basada en una idea muy anterior… Para ser exactos “tarantula” una novela que no consigo encontrar entre el caos de mi infierno, pero ya te dire el escritor… a no ser que se cite es un plagio, no?
La necesidad de compañía es superior a todo en este mundo. Además el panorama que pintas creo que ha traído muchas situaciones de ayuda mútua, así que nunca se matarán, por puro egoismo de tener alguien que los ayude a sobrevivir.
Besazo
Querida Dolega, un día, ni muy lejano, ni muy cercano tampoco –vamos, cuando os vayáis dando cuenta de que no soy un educadito, discreto y buen chico (esto último es un decir)– os contaré un chiste bastante bestia sobre tres supervivientes en una isla: un piloto, una azafata y un pasajero. Desdice un poco vuestras teorías sobre la bondad de la humanidad y el afecto de los seres vivos unos por otros…
(Otro) besazo
Aunque seas un chico malote y no creas en la bondad del individuo, pienso que dos hombres solos, sobre la tierra intentarían ser amigos; aunque según Miguel Delibes intentarían matarse pero, yo no estoy de acuerdo.
Un abrazo
Ya sabes, malote sólo entre el desayuno y al almuerzo; luego cumplo mi penitencia. Y al día siguiente vuelvo a la carga 😉
Creo en la bondad del individuo, pero también en su flaqueza en circunstancias extremas. Y en la paranoia de creer que el otro te está mirando con expresión de estar pensando lo mismo que tú… y tiene curiosamente un hacha en la mano… y en el montón hay leña suficiente… y tú te has dejado la tuya junto a la mochila…
Wao! buenísimo. Me ha encantado este corto, porque no es un final abierto pero te deja espacio para la reflexión….