La primera etapa de su vida como inventor aficionado, en las horas libres que le dejaba su trabajo de contable en un banco, la empleó en investigar la forma de concebir, diseñar y finalmente construir una máquina con la que fuese posible viajar hacia atrás en el tiempo.
Y tan convencido estaba de poder llegar a lograrlo algún día, que se juró de forma solemne a sí mismo que cuando al fin lo consiguiese el primer viaje que hiciese al pasado sería precisamente a ese momento concreto: al instante en el que estaba tratando de imaginar cómo sería disponer de un avance tecnológico tan revolucionario.
La segunda etapa de su vida como inventor aficionado, en las horas libres que le dejaba su trabajo de contable en un banco, la pasó sentado en la butaca de orejas, tapizada en piel, que había bajado a su laboratorio, en el sótano de casa. Era, por encima de todo, alguien que jamás rompía un juramento. Así que se esperaba a sí mismo, viajando del futuro para comunicarle la buena nueva de tamaño invento; cuando lo hubiese conseguido.
Y así se sumergió sin querer en un bucle espacio temporal muy cercano a la vida eterna… O no.
Un saludo infernal jejeje
Pues también es cierto, jj
Eso es que en el fondo creía que jamás lo conseguiría. Besos
Ana
¡Seguro! Mientras no me vea aparecer, pensaría, no me pongo a inventarla. Que ponerse ‘pa na’ es tontería 😉
Cony te lo imaginas…? Nunca me lo había imaginado yo así, voy a sentarme, hasta luego, no me esperéis…
Unabra7.
Es cierto, Josep: visto lo visto todos podemos ser los no-descubridores de la máquina para viajar en el tiempo. Salvo si nos vemos aparecer, claro 😛
El caso es que por dos veces y en días distintos hay gente, uno me conocía y el otro no, que me juraban haberme visto en otro sitio en el que no estuve… osti tu..! esto me da que pensar…
Se sepa.
¡Genial! Tienes el famoso don de la ubicuidad. Ya podías subir un ‘post’ dando pistas 😉
🙂
Iba a echarme la cabezada de después de comer, pero ya no creo que pille el sueño. Si es que me haces pensar a unas horas…
A ver si te vas a despertar, y el dinosaurio va a seguir ahí 😛
El dinosaurio se ha ido al sótano de la casa del inventor, para que crea que el tiempo ha transcurrido en sentido inverso.
Al final, entre todos, escribimos una novela, no un microrrelato 😛
Si, le faltaba un hervor, que bueno, será estúpido. JJAJAJAJaj
Me encanta que te haya gustado.